José Ant. Ruiz.
Los ídolos de lo absurdo
-exclamé-
y sucumbí en el sofá de inóspito de mi domingo.
Una sonrrisa patética recorrió mi boca,
como una araña o como esperma.
Entre el humo y el silencio obseno de la casa
el aire se convirtió en algo parecido a una nausea
algo colmado de un placer impuro
un arte vesánica, filosa y sin ruido
como la sombra imperfecta de los poetas malditos.
La histeria lenta del insomnio devora al hombre
y sucita en él un ruido antiguo
una llamado de herencia animal
una sed ancestral inscrita en la sangre.
domingo, 10 de octubre de 2010
LOS ÌDOLOS DE LO ABSURDO
el perseguidor
El perseguidor, en la propia voz de Cortázar.
imagenes de Charly Parker
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